Holofernes y el niño
En vacaciones de invierno florecen y se expanden los espectáculos para chicos. Al conjunto se lo suele llamar «teatro para niños», si bien no todas son obras teatrales, ya que suelen incluirse también presentaciones musicales o de tipo circense, opciones muy respetables por cierto.
En mi infancia no existían esas posibilidades, salvo quizás los espectáculos de títeres. Recuerdo haber visto a la famosa compañía de «Los títeres de Podrecca». Por otra parte, ya lo dice el tango (siempre hay un tango):
«…y aquel titiritero,
de voz aguardentosa,
nos daba la función».
Sin embargo, aquel niño que fui acompañaba a sus padres, entusiastas seguidores de todas las presentaciones del IFT (Idisher Folks Teater-Teatro Popular Judío), el cual, en su deambular por distintas salas, actuó en una oportunidad en un altillo en la calle Paso, cerca de Corrientes. Se presentaba una obra llamada «Judith», probablemente una alegoría sobre la lucha por la libertad. La protagonista era interpretada por la conocida actriz Golde Flami. De la obra en sí no recuerdo nada, salvo una escena que quedó para siempre imborrable en mi memoria.
Decidida a eliminar a Holofernes, Judith se presenta ante él, y luego de un breve diálogo, ambos se retiran al interior. Pequeño suspenso, con la escena vacía, y de pronto emerge Judith triunfante ¡con la cabeza cortada de Holofernes en la mano, agarrada por los pelos! (Ver despues al actor que lo interpretaba, en el saludo final, apenas si alivió algo el susto.)
Hoy el horror, y mucho mas terrible, quedó confinado en las series enlatadas de la televisión.