De vicios y virtudes
10 de julio de 2004
En los tiempos que corren, cada político (o politiquero) se considera en la obligación de contar con un economista de cabecera. Cada integrante de la dupla desconoce los entretelones del oficio del otro, pero ambos tienen algo en común: se dan maña para destrozar al unísono a nuestro idioma. Cuando nos espetan sus peroratas por […]