La logia del cuchicheo
Real, pura realidad. Tiempo atrás, mucho, asistí durante años a un curso de Improvisación Teatral. El Profesor no posaba de divo y se dedicaba con ganas. Los alumnitos éramos unos 12 o 14, toda gente de mediana edad, y como siempre en estas actividades había mas mujeres que hombres. Y también como siempre, lentamente, uno por uno en cada clase, los hombres se fueron yendo.
Así que cuando sucedió este episodio, el balance de asistentes indicaba doce mujeres y un solo hombre: yo. Cuando terminaba cada clase, algunas iban a «tomar un café» y yo me iba a mi casa a cenar. Una de ellas me insistió varias veces que acompañe a ese grupo a «tomar ese café». Aunque no tenia interés, solamente para no ser descortés, una vez fui. Éramos seis mujeres y yo. Al sentarnos a una mesa larga en el acto se formaron dos subgrupos bien apartados: uno de cuatro mujeres (una era la que me había insistido para que vaya), y en el otro las otras dos mujeres y yo. En el primero juntaron las cuatro cabezas y empezaron a cuchichear, como si se estuvieran transmitiendo gravísimos secretos. En el mio estábamos comentando generalidades sobre el curso y sobre la reciente clase, cuando de repente sucedió algo que me dejó pasmado: una se inclinó hacia la otra y le cuchicheó algo al oído. La otra no se quedó atrás y le contestó del mismo modo. Y así estuvieron unos minutos cuchicheándose ¡frente a mi cara! Luego continuaron la conversación conmigo con total naturalidad. Todo el encuentro de «la tomada del café» habrá sido de una media hora, al parecer las cuchicheadoras estaban cumplidas, nos levantamos, y cada cual retomó su rumbo.